Los 15 jóvenes delincuentes que se encuentran en el centro de menores en un día normal duermen en celdas cerradas con llave, su cama es una delgada alfombra sobre una plataforma de hormigón, sus paredes están desnudas, lo que no es un entorno de rehabilitación, y le cuesta a San Francisco 3.000 dólares al día, o el equivalente a 1,1 millones de dólares al año por cada uno.
Hace menos de dos años, las autoridades municipales consideraban inaceptable este tipo de detención de niños, dado el trauma infligido y el coste exorbitante.