Por Abigail Richards, Codirectora Ejecutiva de YWFC
Estamos más que decepcionados por la decisión de ayer del Tribunal Supremo de anular la discriminación positiva. La acción afirmativa se puso en marcha como método para combatir el racismo institucionalizado y las barreras a las que se enfrentan los jóvenes de color. Este es otro retroceso que muestra la influencia y el peligro de las campañas fascistas blancas en la continua lucha por la libertad. Esta decisión sólo exacerbará las barreras estructurales que han seguido afectando a los estudiantes BIPOC y disminuirá los esfuerzos para invertir en los estudiantes BIPOC en los colegios y universidades.
De joven, me enseñaron a trabajar el doble que mis compañeros para que me vieran. Cuando entré en las mejores universidades, un momento que debería haber sido una celebración gozosa de mi duro trabajo se vio empañado por compañeros blancos que decían que había entrado gracias a la discriminación positiva. Hicieron caso omiso de mi duro trabajo y del verdadero propósito de la discriminación positiva, que no es favorecer indebidamente a los estudiantes de color, sino abordar la desigualdad de oportunidades y de acceso.
El juez Ketanji Brown Jackson lo dijo mejor: "Considerar que la raza es irrelevante en la ley no hace que lo sea en la vida". Debemos seguir luchando por nuestra liberación colectiva, ahora más que nunca. Con esta sentencia, no sólo tenemos que pensar en cómo va a repercutir en el acceso a la educación superior, sino en lo que ocurre después de ser admitidos, e incluso en lo que ocurre cuando intentamos conseguir trabajo.
Debemos aprovechar este momento para reimaginar formas liberadoras de aprendizaje que sirvan a los jóvenes BIPOC, apoyar a las universidades históricamente negras y a las instituciones que sirven a los pueblos indígenas y latinos, y crear más espacios que centren la educación como una práctica de liberación. Merecemos el mismo derecho a la educación. Merecemos igualdad de acceso a instituciones que han rechazado a la gente de color durante demasiado tiempo. No podemos retroceder.